Una hipoteca puede parecer una bendición: puedes comprar la casa de tus sueños y, por lo general, los pagos mensuales son manejables. Pero, ¿qué pasa si tu situación financiera cambia para peor? La mayoría de las hipotecas de vivienda tienen un plazo de 15 a 30 años, y en este largo periodo de tiempo, cualquier cosa —de una enfermedad grave a un puesto de trabajo perdido— puede hacerte pagar un déficit. Toma nota de estas cuatro maneras de reducir tu factura de la hipoteca.
Refinanciar con un porcentaje inferior o HARP
Si obtuviste tu hipoteca original hace al menos cuatro años, tu tasa de interés posiblemente será mayor a lo que los prestamistas ofrecen actualmente. La refinanciación a una tasa más baja puede ayudarte a ahorrar cientos de dólares al mes. Si lo que debes es mayor al valor de tu casa, un préstamo HARP puede ayudarte a refinanciar una mejor hipoteca.
Refinanciar en un plazo más largo
Si obtuviste una hipoteca a 15 años, los pagos podrían ser demasiado altos. Alargar esos pagos a un plazo de 30 años reducirá en gran medida tu obligación mensual. Y si tu situación financiera mejora, siempre puedes pagar más dinero hacia el préstamo inicial, manteniendo al mismo tiempo la responsabilidad del pago a un plazo de 30 años.
Disputa tus impuestos de vivienda
Los impuestos de vivienda suben y bajan año tras año, pero de todas formas tienes derecho a reclamar el valor de los impuestos. Si crees que el condado está evaluando tus impuestos de vivienda sobre una base equivocada, o si crees que estás pagando más que lo que se paga por viviendas similares en tu vecindario, puedes disputar esos impuestos en favor de un impuesto que consideres justo. El proceso es distinto para cada condado, pero por lo general tendrás que hacer primero una declaración de tu caso por escrito. Después, deberás asistir a una audiencia en la que podrás proporcionar evidencias que sustenten tu afirmación de que el condado debe reducir tus impuestos.
Busca un seguro de vivienda
Tu pago mensual de la hipoteca consiste en el capital, intereses, impuestos de vivienda, y seguro de vivienda. El seguro de vivienda es generalmente la única cuota mensual que puede ajustarse año tras año. Si te quedas con una misma compañía de seguros, es probable que tu seguro vaya aumentando. Si comparas seguros, en cambio, puedes reducir tus pagos mensuales.
Acostúmbrate a revisar tus gastos de hipoteca una vez al año. Con un poco de investigación y creatividad, serás capaz de reducir los costos y garantizar la asequibilidad de tu casa en los próximos años.